Trampas

Nuestra Propia trampa!


¿Cuántas veces hemos tenido la intensión de adelgazar, vivir mejor, ir a ese control médico, tener un estilo de vida más saludable, de cambiar hábitos, etc.? Estas intensiones parecen inalcanzables porque siempre están sometidas a miles de cosas que nos pasan como por arte de magia, que nos obligan a posponer más y más, hasta que a veces lo olvidamos como mecanismo de defensa porque se convierten en un elemento de frustración que nos recuerda una y otra vez que no hemos podido.


La vida nos presenta las oportunidades y las respuestas para ayudarnos a finalmente alcanzar lo que anhelamos; nos llega un email con el mensaje apropiado, escuchamos en la radio las alternativas, y hasta nuestro cuerpo se manifiesta mostrando señales de rebeldía (se enferma, duele, se descontrola, pide auxilio) pero inexplicablemente y de repente cuando al fin ponemos fecha en agenda para dar el primer paso para el cambio, resulta que nos viene más trabajo, hay una reunión en la escuela de los niños, se presenta un viaje de última hora, un familiar necesita de nosotros, hay un curso que debemos hacer, nos quedamos sin presupuesto, hasta nos lesionamos alguna parte de nuestro cuerpo quizá con una caída (puede que nos golpeemos una rodilla que representa la flexibilidad) y tenemos una excusa realmente tan buena, que hasta nosotros mismos nos la creemos!


Sabemos lo que es bueno para nuestra vida, para nuestra salud, nuestro bienestar, nuestros sentimientos; tenemos muchísimas intenciones, lo intentamos una y otra vez, pero pasan miles de cosas! Dios! Qué es lo que está pasando? Preguntamos muchas veces cediendo nuestra propia responsabilidad a la vida, al destino, a dios, al tiempo, a las circunstancias, a los otros, etc.


No hay forma de callar al corazón. Nuestro corazón sabe exactamente qué es lo que quiere y necesita, y muchas veces nosotros escuchamos a media este llamado de atención, hasta que inesperablemente el corazón se revela y no sabemos cómo controlar de nuevo la situación. Los sentimientos se vuelven un caos y nos arropan de tal forma que nos sentimos atrapados.


Los sentimientos siempre nos dicen la verdad. Son la brújula que nos ayuda a orientarnos y dejan claro en dónde estamos parados actualmente en relación al lugar al que queremos llegar… Si no nos sentimos bien ahora, entonces ¿en dónde me sentiré bien finalmente?


¿Qué nos impide hacerlo?


La responsabilidad es de nosotros …


Sé que quizá no sea tan fácil, yo también soy un ser humano, y conozco tan bien a nuestras propias trampas que un día tenían un puesto en mi mesa, se levantaban a mi lado y me acompañaban a donde quiera que yo iba.


Pueden pasar muchas cosas para que estas trampas aparezcan en nuestras vidas:


1ro. Convicción y deseo. Que no estemos realmente deseosos o convencidos de lo que emprendemos. Un proyecto, un trabajo, una venta, una dieta, una rutina de ejercicio, pueden quedarse en ilusión o a mitad de camino, si no creemos totalmente en ello o no son afines con nosotros en esencia.

2do. Los miedos. ¿Cómo vamos a mantener la delgadez en nuestra vida si tenemos miedo? El miedo a la delgadez puede venir en diferentes presentaciones: podemos tener miedo a vernos bien, a lucir un cuerpo sano y radiante, tenemos miedo a que en la calle nos reconozcan, a encontrar pareja, a acercamientos sexuales, a que no nos presten más atención, a no poder saciar nuestras propias necesidades, entre otros. Hay un dicho popular que de una forma sencilla honra la individualidad: “Cada cabeza es un mundo”. Ciertamente, quizá no somos consciente de estos miedos, pero sí somos consciente de la frustración que produce “no lograrlo”… entonces este es el primer paso, y con el deseo de encontrar las soluciones, éstas llegaran en diferentes herramientas y personas que nos ayudarán a lograrlo, y lo más importante es recordar que la responsabilidad de buscar las respuestas siempre es de nosotros mismos.


3ro. La culpa. Hemos asumido culpa que quizá son muestra de una hermosa nobleza, pero que realmente no son justificables. A muchos padres nos sucede que llegamos a sentir culpa si en algún momentos hacemos algo por nosotros en lo que no se incluya a la familia. Pasa que cuando se es padre, el tiempo se reduce, nuestros roles se multiplican, y nuestro presupuesto se altera, por lo que hacer algo por nosotros mismo, puede provocarnos sentimientos de culpa que nos haga atraer a nosotros esos hechos inexplicables (excusas) que nos libaran. Otros aspectos de nuestras vidas que nos pueden disparar episodios de culpabilidad pueden ser: las horas que dedicamos al trabajo, un proyecto nuevo, otros integrantes de nuestro núcleo familiar, amigos, etc.


4to. Las creencias. Nuestro comportamiento siempre está orientado por nuestro sistema de creencias, y aunque en el consciente queramos algo, el inconsciente es quien autoriza o no lograrlo y mantenerlo. Todos queremos muchísimo dinero, pero nuestro sistema de creencias tiene una influencia mayor a nuestros deseos, y si creemos que, por ejemplo, más fácil es pasar un camello por el ojo de una aguja a que un rico entre en el reino de los cielos, pues es muy probable que en nuestra vida el dinero no abunde… Si hacemos la pregunta: ¿Te gustaría estar delgado y llevar un estilo de vida más saludable? la respuesta más común seguramente será “si”, pero hay que descubrir, dejar en evidencia y hasta trabajar, las creencias que a lo largo de nuestra vida se han instaurado en nuestro ser para lograr finalmente llevar un estilo de vida más saludable, totalmente sostenible en el tiempo.


Date la oportunidad de dar el primer paso y el segundo será mucho más fácil. Date la oportunidad de comprender realmente a tu corazón. Date la oportunidad de salir airoso y victorioso ante tus saboteadores internos, y esta victoria te hará más fuerte para librar cualquier batalla que se te presente.


Los sueños y deseos son el mapa, dicen hasta dónde quieres llegar; los sentimientos son la brújula, te indican en dónde estas; la perseverancia es el camino, te ayuda a seguir adelante todos los días; y el éxito la llegada! Simplemente eso es...